Seminario Anual de Escuela

SAE 2024 <La angustia>

En este nuevo ciclo del Seminario Anual de Escuela (SAE) los miembros de la EFM nos proponemos trabajar sobre el Seminario 10 de Jacques Lacan: La angustia.
Fundamentar la elección de dicho seminario implica poner el acento en el pliegue que lo político y lo singular producen, así como en la afirmación de Lacan: ¨El inconsciente es la política¨.
Darnos un tiempo para hablar de la angustia, es poner en acto una ética que apunta al sujeto y su dimensión deseante, es dar lugar a lo singular y resistir ante la ilusión de completud y masificación que la época promueve.
La obligación de ser feliz, la plenitud, el soltar como slogan de aceptación de las pérdidas, no son más que exigencias feroces de un amo moderno que se viste con ropajes new age, hace alarde del libre albedrío, de la gestión y educación emocional, y de una lógica mercantilista que esconde y enmascara una demanda de adaptación a un mundo que apunta a la individualidad.
Vivimos en un tiempo de inmediatez, bombardeado de estímulos, sentidos y respuestas. Todo se sabe o se googlea, no hay lugar para la incertidumbre, para la pregunta, ni para la contingencia.
En este contexto, la angustia es excluida como afecto. No soportada por quién la siente ni por discursos que la forcluyen, es silenciada rápidamente por múltiples formas de consumo como, por ejemplo, las pantallas, las drogas y los psicofármacos.
La exclusión de este afecto no propicia el lazo social, sino más bien su ruptura. A menudo recibimos en nuestra clínica consultas graves por actuaciones, impulsiones, cortes en el cuerpo, violencia, inhibiciones, depresiones, y diferentes formas de sufrimiento en edades cada vez más tempranas. ¿Cuáles son las variantes o equivalentes de la angustia hoy? ¿De qué manera irrumpe intentando hacerse escuchar?
La angustia impone una dificultad al decir, pero apostar a la palabra es su único remedio. Su presencia cotidiana, a veces bajo formas estridentes y otras con acentos más soportables, produce un enigma que promueve la emergencia del sujeto y su deseo.
¿Qué es lo que señala la presencia de la angustia?¿Cuál es su función para el sujeto y en la dirección de la cura? ¿Qué es lo que posibilita en un análisis?
No es posible prescindir de este afecto, ontológico, pues su ausencia sumerge al sujeto en una alienación impensable. En cambio, su presencia señala un no-saber que promueve la pregunta. ¿Por qué surge en este momento?, ¿qué de lo vivido, de lo visto o escuchado la presentifica?
La angustia marca un tiempo en lo actual y paradojalmente remita a otra escena, horada el sentido y propicia un sin-sentido auspicioso para el deseo. Ubicada como bisagra entre goce y deseo, entre lo especular y el fantasma, es una hendidura que se enuncia en la pregunta dirigida al Otro: ¿Qué me quiere? y cuya respuesta remitirá a otra escena. Dicha pregunta por el deseo del Otro posibilita que el sujeto pueda preguntar-se por el deseo propio.
No es posible un análisis sin angustia, pero a la vez que conmueve, cuando ingresa en una trama lenguajera ubica al sujeto en relación a su decir y lo implica en su padecer, en vez de acallarlo ante lo insoportable.
Lacan va a decir que la angustia no es sin objeto. En este Seminario -que nos convoca al trabajo- la conceptualiza y vincula con un objeto que denominará como su único invento: el objeto a.
La angustia, fundante de lo que acontece en la adolescencia, refiere a un tiempo de duelos necesario que posibilita el movimiento deseante y permite al sujeto hacerse un lugar en lo sexual y en lo social. Es motor esencial para la tramitación de ciertas identificaciones, desprendimientos y caídas de las vestiduras del Otro que parasitan al sujeto y promueve la invención y construcción de algo nuevo.
Con este argumento, los invitamos a trabajar en el Seminario Anual de Escuela (SAE), instancia en la que cada uno de los miembros de la EFM expone a nombre propio, las interrogantes que interpelan su práctica y las pone a trabajar con otros.

Los esperamos!!!

 
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